En esta decimal estación, el ser es un mono en el espacio. Ya ha abandonado la idea de pertenecer al mundo de los humanos. Toda evolución le ha demostrado que el progreso es paralelo al daño de cualquier ecosistema que tratamos de conservar. Entonces, se ha fugado de su eje terrestre y ha roto relaciones con las formas socioculturales.
No obstante, pasea como un señor sin damisela por las avenidas de la ciudad, se sienta en los cafés más coquetos a beber artesanías con etiquetas naif, recorre sin apremio los pasillos de los santos patronos, asiste a las fiestas con pleitesía, y degusta cada uno de los deliciosos trofeos que su ciudadanía le concede a su bienestar; anclado siempre en el renombre de sus raíces, sacrificadas e invertidas, como toda complejidad de apariencia simple.
Encauzado en el lema \"noise is no is\", flota en el espacio sabiendo que la canción ya no alcanza.
Es un payaso al que le dan la oportunidad de hacer cualquier pirueta para mantenerse en pie, y fingir que conoce el equilibrio.