La contemplación y análisis de la monumental escultura de la diosa “Coatlicue” (del náhuatl: la de la falda de serpientes) fue fundamental para la creación de este repertorio para guitarra, la escultura contiene abundantes símbolos y ricas asociaciones de ideas fulminantes, además de una destacada apropiación estética del mundo por parte de nuestros ancestros, el creador de esta escultura es desconocido, pero a través de su obra podemos apreciar un gran discurso en el que se ven envueltas varias ideas de los pueblos aborígenes, como la dualidad, el sacrificio, el movimiento, el ritmo, las imágenes antropomorfas, así como un hado que nos recuerda la fatalidad de la muerte y la concepción del ciclo de la vida.
Es así que de la contemplación y reflexión de esta diosa en sus diferentes representaciones surge la idea de crear un monolito sonoro: “La Coatlicue”, una composición para guitarra sola, de un solo y amplio movimiento con una duración aproximada de 45 minutos sin pausa, hasta el momento se sabe que es la obra de mayores dimensiones en un solo movimiento de toda la literatura creada para guitarra. Esta música de larga duración y de un solo movimiento posee una sola arquitectura, en suma, una sola curva, similar a los monolitos mesoamericanos ancestrales, hechos de un solo bloque de piedra.
\"La Coatlicue\" para guitarra sola, destaca por una compleja elaboración contrapuntística, el uso de la variación y el estilo fugado. La obra recorre a través del espacio tiempo múltiples formas de movimiento, indicaciones en la partitura modifican continuamente el pulso con abundantes cambios de compás y de orden rítmico. Esta composición fue terminada en la ciudad de Aguascalientes el 3 de noviembre de 2019 y llevó 7 meses de composición.
La escritura del manuscrito de “La Coatlicue” implicó arduo trabajo, se constituye de 27 páginas, está escrito con bolígrafo en tinta negra.
Con el fin de enriquecer un largo fragmento que alude al son en La Coatlicue, compuse a la par, una obra a manera de estudio llamada “Utopía, Homenaje a José Rolón”, la cual es un Son en mi menor, principal género tradicional mexicano. Este estudio lo creé con el propósito de analizar diversas formas musicales antiguas, provenientes del territorio mexicano como Chiapas, Colima, Durango, Michoacán, Hidalgo, Morelos, Ciudad de México, Nuevo León, Nayarit, Jalisco, Zacatecas, Estado de México, Aguascalientes, Guanajuato y San Luis Potosí, estados en los que tuve oportunidad de dar conciertos, conocer su cultura rural, urbana, y principalmente, tuve la fortuna de escuchar su música y contemplar su arte.
De este estudio surgieron varias de las ideas plasmadas en La Coatlicue, como los ritmos que aluden a los movimientos dancísticos aborígenes mexicanos, tan característicos de los rituales de nuestro ambiente.
El Preludio “A Andrea” es una pieza de corta duración, surgió de la necesidad de templar la guitarra para “La Coatlicue”, creando una pieza con la misma scordatura, es así que este preludio prepara al artista técnica y musicalmente para una obra de mayores dimensiones. Este preludio está en re mayor, posee una compleja elaboración temática y polifónica, fue compuesto en Aguascalientes en diciembre de 2019, la obra es de carácter romántico y a la vez dramático.
Para la puesta en escena de “La Coatlicue” necesitaba templar aún más la afinación del instrumento, para que las cuerdas resistieran lo más posible la afinación a lo largo de la obra. Así nació la idea de crear “Fantasía en do menor”, con esta pieza se logra un calentamiento completo a través de escalas rápidas y trémolos, ideal para comenzar un gran programa de concierto, su forma es libre y predomina la improvisación, esta pieza fue creada en Zacatecas en julio de 2020.
Las regiones tonales en las cuatro obras son diferentes, teniendo como resultado una rica experiencia en afectos, emociones e ideas melódicas, que representan más de 450 días de reflexión y trabajo sosegado, el cual comprende desde que comencé el trabajo creativo con “La Coatlicue” hasta que terminé los manuscritos de estas cuatro piezas.
La constante comunicación con el pintor y guitarrista Rodrigo Cruz durante todo este proceso fue clave y muy enriquecedora, pensábamos y dialogábamos sobre la fuerza emotiva de una nación ancestral cultísima, es así que se crea colectivamente un discurso particular y único, gracias a Rodrigo fue que se comisionó la guitarra en la que yo pude concebir toda la obra aquí presentada, por eso es que dedico a él una de mis mejores realizaciones: “La Coatlicue”.
Zacatecas, México marzo de 2021.
Texto revisado y editado por: Andrea Minao
Ingeniero de audio:
Víctor Félix Delgado
Guitarra construida por:
Daniel Caro Leonardo
Agradecimientos:
Raúl Valdés Vanegas
Director de la Unidad Académica de Artes de la Universidad Autónoma de Zacatecas
